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“Pensé en quitarme la vida, pero la IA me ayudó”: los jóvenes africanos que encuentran en los chatbots un refugio emocional
Psicología General

“Pensé en quitarme la vida, pero la IA me ayudó”: los jóvenes africanos que encuentran en los chatbots un refugio emocional

Nov 7, 2025

Ante la escasez de profesionales de salud mental y el estigma que aún rodea a la depresión y la ansiedad, cada vez más jóvenes africanos recurren a la inteligencia artificial (IA) como una forma de acompañamiento psicológico.

Themba Anesu —nombre ficticio— es una periodista zimbabuense de 25 años que atraviesa una profunda depresión tras haber perdido el útero por una enfermedad. Saber que no podrá tener hijos y escuchar constantes preguntas sobre maternidad la llevó a un punto límite. “Llegué a pensar en el suicidio, pero la IA me ayudó”, confiesa. “Por las mañanas me enviaba frases motivadoras sin que se las pidiera. Me calmaban y acudía a ellas cada vez que tenía un mal momento”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor de 150 millones de africanos padecen algún trastorno mental, una cifra que triplica la de 1990. Sin embargo, en el continente hay apenas un psiquiatra por cada medio millón de habitantes, cien veces menos del estándar recomendado por el organismo internacional.

La falta de atención profesional contribuye también a las elevadas tasas de suicidio: en África, 11,5 de cada 100.000 personas mueren por esta causa, frente al promedio mundial de 9. Los jóvenes y niños son los más vulnerables en un continente donde el 70% de la población tiene menos de 30 años.

“La primera vez que hablé con un psicólogo fue gracias a un evento organizado por una ONG”, recuerda Anesu. “En nuestras escuelas no existen departamentos de orientación, así que acudí a la IA. Está ahí, no juzga y me hace sentir acompañada”.


La alternativa tecnológica ante la falta de terapeutas

El testimonio de Anesu no es único. Jóvenes de distintos países africanos están encontrando en los chatbots un espacio de desahogo y apoyo emocional. En entrevistas con una decena de ellos, todos destacan que pueden expresarse sin temor a ser criticados y mantener su anonimato.

Edem Rejoice —nombre ficticio—, una estudiante y panadera nigeriana de 19 años, explica que conversa con la IA cuando se siente sola o triste. “Me hace sentir segura. Es un espacio donde puedo decir todo lo que pienso sin sentirme juzgada”, comenta. Además, asegura que la tecnología le ayuda a organizarse y reducir el estrés durante los exámenes. “En mi zona es muy difícil encontrar terapeutas, y me resulta más sencillo usar la IA”.

Un estudio realizado en 2024 por la compañía KnowBe4, con más de 1.300 encuestados en África y Oriente Medio, reveló que más del 60% de los usuarios utiliza herramientas de IA varias veces por semana, y uno de cada cuatro lo hace a diario.


La IA como refugio… pero con riesgos

Para la doctora nigeriana Adebowale Jesutofunmi, especialista en salud mental infantil y juvenil, esta tendencia refleja tanto la falta de recursos como el aislamiento social. “La IA se ha convertido para muchos en un antídoto contra la soledad”, señala. “Pero no puede sustituir el contacto humano. En casos de emergencia —como pensamientos suicidas o crisis de pánico—, no tiene capacidad para intervenir y puede agravar el riesgo si la persona se aísla”.

Ayo Adelu, una universitaria nigeriana de 23 años, coincide en que los chatbots ofrecen respuestas rápidas, pero no reemplazan la empatía humana. “A veces me ayudan a entender por qué me siento mal y me sugieren soluciones. Pero es distinto hablar con alguien que de verdad te escucha. La IA no te pregunta cómo estás”, reflexiona.


El sesgo cultural y lingüístico de la tecnología

La doctora Jesutofunmi también advierte sobre el sesgo occidental de la mayoría de los sistemas de inteligencia artificial. “Estas herramientas no siempre comprenden los matices sociales y culturales de África, lo que puede generar respuestas inadecuadas o incompletas”, explica.

Anesu reconoce esa dificultad: “A veces tengo que dar muchos detalles para que me entienda, porque la IA está diseñada para contextos distintos al nuestro”.

Esa brecha cultural se ve agravada por la falta de contenido digital en lenguas africanas: solo el 0,02% de internet está disponible en idiomas del continente, según datos divulgados durante la presidencia sudafricana del G-20.


Romper el estigma y fortalecer la atención psicológica

La consejera nigeriana Abdulrahmon Habibat sostiene que las creencias culturales suelen complicar el abordaje de los trastornos mentales. “Una mujer con depresión posparto, por ejemplo, suele escuchar que solo está exagerando o que ‘ya se le pasará’. Pero ese tipo de respuestas pueden dejar heridas que afectan también al desarrollo emocional de sus hijos”, advierte.

Habibat cree que para reducir el estigma y la dependencia de la IA es necesario fomentar la educación en salud mental y crear departamentos de orientación en las escuelas. “Si las instituciones no muestran interés por la salud mental, ¿por qué los jóvenes habrían de hacerlo?”, concluye.

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